lunes, 7 de diciembre de 2009

Sin saber que...

  En cambio, en otra parte del mundo, su esposa estaba en vilo.
  Odiaba a su marido, le guardaba un rencor asesino por lo que le había hecho a ella y a sus tres hijos, y sin embargo, lo echaba de menos y sentía ansieda por él.
 De mala gana tuvo que admitir esta verdad, a regañadientes. ¿Qué es lo que pasaría ahora? Su intuición le gritaba que algo malo pasaba allí, algo realmente grave, y cada día que pasaba su ansiedad crecía, deseaba poder hacer algo.
 Lo que sea...

Fuera de la ciudad que te conduce a todas partes.

   Aquella noche no pasó lo que tenía que pasar. Corrió y corrió y no ocurri´lo que esperaba.
 Ocurrió algo mucho peor.
 Algo que le recordó el pasado, qiue le abrió todas las ventanas de lo que ocurrió no hace mucho. Los buenos, los malos, los dolorosos...Dios santo, sobre todo los dolorosos...
 Pero no había tiempo para llorar, había que correr, tenía que escapar de allí y olvidarse de todo lo que había vivido, de lo que había sentido...olvidarla a ella, a la mujer más...pero no, no podía esperar, tenía que correr  y no parar.
 No  veía nada, la noche estaba completamente despejada y sin embargo no veía nada, ni siquiera las lágrimas que le mojaron la cara sirvieron para despejarle.
 No tenía ni idea de lo que huía y sin embargo lo presentía, presentía como la muerte lo acechaba, como todos los que él amaba se alejaban inexorablemente de su lado, sin decirle ni siquiera adiós...
 Entonces  cayó al suelo y la noche se le echó encima.




 - Hummm¿dónde estoy?
   Estaba loco, aquel hombre estaba loco sin ninguna duda. Le sacudí y no me dijo nada, parecía tonto.
 Resignada, le dejé allí y me dispuse  a traerle una sopa.
 Esperaba que a su recuperación me dijera algo de lo que había pasado, o al menos, me dejase llamar a la policía.
 Pero no me quiso decir nada. A la mañana siguiente ya no estaba allí, se había marchado sin previo aviso...




 Era de día, tenía que estar a salvo. El día no es como la noche. Por la mañana es cuando ya ha pasado todo, el comienzo de un nuevo día augura seguridad, el ´día reconforta. Ý áun más, con tanta gente alrededor.
 Parecía increíble, esta maldita ciudad se llenaba sobremanera a primera hora de la mañana.
 Pero, ¿quién sabe? Tal vez, de entre la multitud...
  Antes del mediodía ya estaba fuera de la ciudad...

  Esperaba ansioso su vuelta a casa, pero estaba muy lejos, no tenía ni idea de cuánto.